martes, 20 de marzo de 2012

Penélope



Hubo un tiempo en que esto me importaba. Quiero creer que hubo un tiempo en el que me importaba, rectifico.

Te dejé la nota en el frigorífico, sujetada por el imán ese horrible que trajiste del viaje a Roma. La leí un par de veces y pensé que no era justo dejarlo con una nota tan concisa  y fría. "No aguanto más". Eso ponía. Igual esta otra nota, esta vez debajo del jarrón de imitación persa, también te parece fría, aunque no tan concisa. A lo mejor a esta altura ya la has arrugado y convertido en pelota de papel, e incluso has intentado hacer canasta de tres sobre el paragüero irlandés (¿merecía la pena venir cargado con eso?).

No creo que si me hubiera quedado a contarte que me iba, hubiera cambiado gran cosa. A lo mejor habría llorado, porque ya sabes que tiendo a dramatizar. No. No habría llorado. Ya no lloro cuando pienso en la posibilidad de acabar con lo nuestro. Es triste, ¿no?

Sospecho que los congresos existían antes que yo, que los cursos, las conferencias, los simposio, las mesas redondas, los debates,.. las ciudades de los cursos, las conferencias, los simposio, las mesas redondas, los debates,.. las líneas aéreas que te han llevado a las universidades de los cursos, las... Imaginé que yo era tu último destino. ¿Recuerdas cuánto luchaste por conquistarme? ¿Te dieron una excedencia las universidades, tu público, los editores,..? Dejé a mis amigos, a mi ciudad, mis proyectos,..

Mientras escribía esto he levantado la vista y me he encontrado con la escultura etíope. Pasé revista entonces a todo lo que me rodea, esos recuerdos de tus viajes. Te podrías haber traído cucharitas con el escudo de la ciudad, ¿no? Ahora estarían metidas en un cajón, olvidadas, invisibles, sin recordarme que soy otro objeto, un recuerdo de algún viaje que alguna vez, al contemplarlo te traerá un vago sentimiento de nostalgia.

lunes, 5 de marzo de 2012

Si no fuera por la niña



Le dije a mi mamá que yo no quería crecer. Si crezco el mundo desaparecerá. Ella me abrazó y me dijo que eso nunca sucedería, pero que ella tampoco quería que yo creciera. Si somos dos seguro que lo conseguimos, pensé yo.

Marta escucha a su madre decirle a su padre muchas veces: "Si no fuera por los niños..". Cuando me preguntó qué significaba yo no fui capaz de explicárselo, porque mi madre también le suele decir a mi padre algo parecido: "Si no fuera por la niña...". Marta es muy tozuda y nunca se queda sin entender algo. Esa mañana le preguntó a la seño qué significaba: "Si no fuera por los niños..." y la seño le explicó que significaba que: "Si no fuera por los niños el mundo desaparecería".

Estuvimos tristes muchos días. Fui con Marta a su  casa a explicarle a su madre lo que iba a suceder, pero su madre le dio una explicación muy extraña, como cuando a una le mienten. "No te preocupes, cariño, eso se lo digo a papá cuando él me dice que me ha hecho un ping a mi inteligencia y no le ha dado respuesta", "¿Y qué es un ping mamá?". "Eso se lo preguntas a tu padre, el in-for-má-ti-co", le dijo ella así, en ese tono de me tiene harta o algo por el estilo.

Así que decidí explicarle a mi madre por qué  no iba a volver a comer. Si no como no crezco. Y si no crezco el mundo no desaparecerá.

Hasta hace poco yo sabía cuándo estaban tristes o alegres mis padres por sus ojos. Ahora no me miran tanto, casi todo el tiempo están recordándome lo que tengo que hacer, así que ya sólo puedo adivinar cómo se sienten por el tono. El tono es la forma en que decimos las cosas. Cuando su hermano quiere un juguete de Marta, ella le habla en un tono de ja,eso te crees tú, pero su hermano no domina todavía el lenguaje de los tonos y entonces le da una patada y se lo quita. Los adultos no pegan patadas, ellos saben mucho de los tonos.

Si tú y yo utilizamos los mismos tonos es que estamos en  sintonía. No es fácil sintonizar. Mi padre dice que lo importante entre las personas es la sintonía y mi madre le dice que sintonice más en casa y menos en la calle, y al rato siempre acaba gritando eso de: "Si no fuera por la niña..."

- Papá, ¿yo sintonizo? - le pregunté a mi padre, más tranquila una vez que supe que mi madre me iba a ayudar en el plan de no crecer.

- Tú eres lo mejor del mundo, cariño. A ti no te hace falta sintonizar.

Me quité un gran peso de encima. Esa  noche volví a soñar con las miradas alegres de mis padres.